¿Qué es la Radiofrecuencia Facial?
La radiofrecuencia facial utiliza ondas electromagnéticas para penetrar desde las capas más superficiales hasta las más profundas de la piel, estimulando la producción de colágeno de forma natural y ayudando a eliminar toxinas. Este proceso ayuda a restaurar la firmeza y mejorar el tono facial sin molestias para el paciente.
Considera que cada sesión de radiofrecuencia tiene una duración de 60 minutos.
Zonas que se pueden tratar con Radiofrecuencia:
La radiofrecuencia puede aplicarse en diversas áreas del rostro, incluyendo la frente, cejas, patas de gallo, bolsas bajo los ojos, pómulos, mandíbula y lateral del cuello, ofreciendo resultados visibles en cada zona tratada.
¿En qué consiste la Limpieza Facial Profunda?
Limpieza Profunda: Se inicia con una higienización completa de la piel, utilizando agua micelar y un gel de limpieza para eliminar impurezas superficiales y emulsificar el sebo facial. Se procede con la preparación de la piel utilizando lociones ablandadoras y vapor ozono para facilitar la extracción de comedones.
Etapa núcleo: Después de la limpieza, se aplica una ampolla hidratante y una mascarilla específica según el tipo de piel del paciente, seguido de la aplicación de luz led para potenciar la acción de los activos.
Etapa de sellado: Finalmente, se aplica un serum hidratante, una crema adecuada para la piel y protector solar para mantener y proteger los resultados del tratamiento.
Efectos inmediatos y cuidados posteriores:
El tratamiento proporciona hidratación, turgencia, nutrición, luminosidad, suavidad y frescura en la piel. Se puede experimentar una ligera sensibilidad, enrojecimiento leve e inflamación temporal, así como una dilatación temporal de los poros. Se recomienda evitar el maquillaje durante las primeras 24 horas, así como productos seborreguladores o astringentes. También se aconseja evitar la exposición a altas temperaturas y aplicar protector solar cada 2 a 4 horas según la exposición solar.
Este tratamiento ofrece una experiencia completa para mantener la piel saludable, radiante y equilibrada, adaptándose a las necesidades individuales de cada paciente. Se recomienda una evaluación previa en casos de acné activo o derivados de un dermatólogo.